Reducir nuestro impacto ecológico: la experiencia de Emaús Åland
Emaús Åland ha confeccionado un diagnóstico para medir y reducir su impacto ecológico. Martha Hannus, coordinadora de desarrollo sostenible, nos habla de este proyecto.
¿Podría explicarnos en qué consiste este diagnóstico ecológico?
La evaluación del impacto ecológico se inspira en los principios de la ONG GRI (Global Reporting Index), que fijó una serie de normas con el fin de declarar las emisiones de carbono. Analizamos nuestras fuentes de emisiones, identificamos los medios para medirlas y diseñamos un plan de reducción. La evaluación incluye la electricidad y la calefacción, nuestros trasnportes a nivel local e internacional, así como los desplazamientos. Hemos incluido un seguimiento que habrá que hacer cada año en nuestro informe anual.
¿Cuándo y por qué empezó a trabajar en este proyecto?
Pusimos en marcha este proyecto porque creemos que, a pesar de que algunas de nuestras actividades como la segunda mano o la jardinería hacen que nuestra sociedad sea más sostenible, si queremos ser creíbles, también debemos declarar el impacto que tenemos sobre el mundo que nos rodea al realizar nuestras actividades. Para nosotros, es un medio para actuar de forma solidaria con el resto del planeta y con las futuras generaciones. Si exigimos cambios en el mundo, debemos tener ese mismo espíritu crítico con nuestras operaciones y las actividades económicas que escojamos. Decidimos que era más eficaz, a la par que rentable, en el plano medioambiental, vender más bienes a nivel local, pero actuar de manera más solidaria por medio de un apoyo económico a otros grupos, para así ayudarles a desarrollar sus actividades.
Empezamos en 2018 con un análisis de pertinencia, seguido de una estrategia adoptada por el consejo de administración. A partir de 2019, desarrollamos y afinamos nuestras herramientas para medir las emisiones. Nuestro objetivo es conseguir la neutralidad en carbono de aquí a 2030.
¿Qué resultados habéis constatado?
Hemos sido capaces de reducir nuestras emisiones de forma significativa, sobre todo al cambiarnos a un proveedor de electricidad verde y al supervisar nuestros transportes. Asimismo, sabemos qué hacer para continuar con nuestro impulso: nuestros desplazamientos deben tener una huella de carbono neutra. Para 2024, hemos asignado una partida presupuestaria especial para los desplazamientos, que no se refleja en dinero, sino en el impacto medioambiental que estamos dispuestos a respetar.
Desde hace unos años, también medimos la cantidad de bienes que recibimos y los desechos que producimos. A este respecto, algunas semanas pesamos los bienes donados y calculamos el número total para todo el año. En el caso de los desechos, la empresa de gestión de residuos nos envías las cifras tras haberlos pesado.
En 2022, recibimos unos 450 000 kg de bienes donados. A nivel local, pudimos vender un 62 %, mientras que el 21 % se envió en contenedores a otros grupos Emaús. La empresa de gestión de residuos recuperó un 8 % de los bienes donados y un 9 % se quemó para producir energía. Los desechos inertes tan solo representaban una cantidad ínfima. Podemos reutilizar la mayoría de los bolsos, muebles y ropa de cama, aunque los aparatos electrónicos, los libros y el material multimedia representan la mayor parte de los desechos. En nuestros contenedores, el 53 % de los bienes corresponde a ropa. De los aparatos electrónicos, solo puede reutilizarse el 50 %, puesto que no tenemos la cualificación necesaria para repararlos. Aún no hemos dado con una solución, pero quizás podamos hacerlo en el futuro. Estas cifras nos ayudan a comunicarnos con nuestra clientela y donantes. También son muy útiles para nuestras actividades de presión.
¿Qué les diría a los grupos que están pensando en seguir este proceso?
Al medir vuestras emisiones, sabréis más de vuestras actividades y podréis identificar más fácilmente las acciones más sencillas para reducir vuestro impacto. No tengáis miedo; ¡no es tan difícil como parece! Debemos actuar para provocar el cambio, estando sobre todo en primera línea, con el fin de asumir la responsabilidad de nuestras emisiones. Debemos actuar con la misma transparencia que le exigimos a los demás.
© Emaús Åland