Campamento de verano: ¡una aventura compartida y emocionante!
Cada año, varios centros Emaús de toda Europa acogen a jóvenes -y no tan jóvenes- para que pasen un tiempo con el grupo y se impliquen en un proyecto de solidaridad. Estos campamentos reciben diversas denominaciones, a saber, “campo de verano”, “campo de jóvenes”, etc. pero el resultado es el mismo: una gran experiencia e intercambios fructíferos.
“La organización de un campo de verano para jóvenes es muy sencilla”. De entrada, esta primera afirmación tranquiliza a quienes quieren embarcarse en la aventura. Son palabras de Julio, responsable del grupo belga de Peruwelz y organizador de campos de verano desde hace 14 años. De hecho, en la mayoría de los casos, los jóvenes, que vienen de toda Europa, son acogidos en el grupo, comen y pasan tiempo con los compañeros y compañeras. Aunque a veces es necesario hacer sitio a los jóvenes, a menudo se ofrecen a dejar sus habitaciones durante una o dos semanas. A menudo son los compañeros/as los que, impacientes antes del inicio del campo de verano, preguntan por el progreso de las inscripciones.
En Bosnia-Herzegovina el campo de verano es algo diferente. Desde 2006, el FIS-Emaús organiza cada año estos encuentros que reúnen a más de un centenar de jóvenes. Mirela, destacada organizadora de estos campos de verano, afirma que la idea original es “reunir a jóvenes de todo el mundo -de todas las etnias, naciones o religiones- para que se encuentren en Srebrenica con el objetivo de ayudar a la población local a romper prejuicios y barreras, (…) [y de esta manera] promover la tolerancia, la convivencia y la igualdad para todas y todos en un país en situación de posguerra como es Bosnia-Herzegovina“. La logística es obviamente más complicada debido al tamaño del campo de verano, pero está muy bien organizada gracias a la ayuda de muchos voluntarios/as. ¡Es una verdadera aventura que comienza muchos meses antes de que lleguen los jóvenes!
Y hablando de logística: ¿cómo os soléis organizar? “Hacemos publicidad principalmente a través de la web de Emaús Europa, y el boca a boca también funciona muy bien“, añade Julio. Cada grupo gestiona la manera de hacer las inscripciones, y se puede contar con la ayuda de Emaús Europa y Emaús Francia, que ha creado una página web dedicada al voluntariado en los grupos franceses: Emmaüs Experience. Así pues, aunque la organización de un campo de verano requiere necesariamente una implicación a largo plazo, sobre todo para responder a las preguntas de los jóvenes o para gestionar las llegadas, ¡los grupos no están solos en esta aventura!
Y merece la pena. La acogida de personas ajenas al grupo contribuye muy a menudo a revitalizar la vida comunitaria y a crear un ambiente especial durante quince días, un mes… o incluso más tiempo. Este sabor veraniego es una pausa en la rutina diaria, y da vida nueva al compromiso de los compañeros en su trabajo, a la vez que garantiza a los jóvenes unas bonitas y significativas vacaciones. Estos campos de verano son también una oportunidad para iniciar trabajos de renovación (pintura, reordenación de los locales), y para iniciar nuevas actividades dentro de los grupos, gracias a la ayuda adicional (desarrollo de un huerto, concienciación medioambiental, etc.).
Esta apertura permite a los jóvenes descubrir la riqueza del movimiento y suele ser un primer paso hacia un compromiso (voluntario o asalariado). De hecho, Julio es uno de los primeros ejemplos de ello: tras varios campos de jóvenes realizados en España con Emaús a principios de los años 70, se implicó y ¡lleva ya casi 50 años viviendo la aventura de Emaús! Como participantes, no podemos permanecer indiferentes a este encuentro con el movimiento; se trata de una experiencia enriquecedora que permite ayudar de forma concreta, conocer gente nueva, aprender cosas nuevas, pero también divertirse. No importa el nivel ni las habilidades, todo el mundo es bienvenido ¡y a menudo dan ganas de repetir!
Mirela, del FIS-Emaús, da fe de ello: “La mayoría de los voluntarios/as que han participado en el campo de verano siguen vinculados a Emaús de una manera u otra. (…) ¡Todo empieza y termina con el voluntariado!“. No podríamos haber llegado a una conclusión mejor.
Campamento de verano del FIS-Emaús en 2019, Srebrenica, Bosnia-Herzegovina - © IFS-Emaús