Mucho más que un torneo de fútbol
El pasado junio, en Srebrenica, Emaús Europa y el FIS-Emaús organizaron la primera edición del Campeonato de Europa de fútbol Emaús por la Paz y los Derechos humanos. Testimonios cargados de fuerza, encuentros inolvidables y amistades inquebrantables han sido el resultado de este evento, que ha reunido a más de 70 personas, de las cuales 31 compañeras y compañeros procedentes de 17 grupos y 13 países diferentes. ¡La Europa de Emaús!
«Estuvimos genial allí», recuerda desde el primer momento Gusti, compañero de Emaús Cabries desde hace 4 años. Cuando decidió ir a jugar al fútbol y descubrir el Movimiento Emaús a nivel europeo, no tenía ninguna duda acerca de que las mayores emociones las experimentaría sentado en una silla, escuchando diferentes testimonios y siguiendo una conferencia sobre la no violencia: «es la primera vez que asistía a una reunión así, en la que me proponían un contenido interesante y de la que aprendí muchísimo… Estuve a punto de llorar al escuchar la historia de Dzile y el testimonio de Abdul. No lo olvidaré nunca».
En efecto, el testimonio de Dzile, superviviente del genocidio de Srebrenica y el de Abdul, refugiado afgano que se hizo fotógrafo, se encontraban entre los más significativos de nuestro programa sobre la construcción de la paz y el respeto de los derechos humanos.
Zizou, compañero que acabó siendo responsable de Cabries, añade: «Había seguido la guerra de Yugoslavia en televisión y, más de 20 años después, encontrarme en Srebrenica… es impactante». A la hora de hablar de los testimonios de Dzile y de Abdul, le faltan las palabras, la emoción es palpable. Lo que le gustaría destacar son los encuentros y el fútbol: «¡En un solo día nos hicimos todos amigos! Y es gracias al fútbol. Había gente de todas las edades, una mezcla de culturas, de idiomas… ¡es genial contar con eventos de este tipo!»
Este evento se organizó con un esquema sencillo: momentos para escuchar, talleres y conferencias por la mañana, deporte por la tarde. Entre ambos, tiempo de relax, con actividades artísticas que permitieran a todo el mundo expresarse a su manera o de tomarse un tiempo a solas. Y, por supuesto, ninguna obligación: «Parecía que estábamos de vacaciones a pesar de tener un programa de conferencias rico e interesante», recuerda Leïla, responsable de Emaús Iasi (Rumanía), que vino junto a siete compañeras y compañeros. «Este evento suponía una oportunidad única para que vinieran compañeros que no tienen por qué hablar una lengua extranjera y mostrarles el movimiento a nivel europeo». Un hecho que comparte Aurélie, responsable en Cabries. «Este encuentro interpelaba a las compañeras y compañeros. En 15 años en el Movimiento Emaús, es la primera vez que veo a tantos de ellos participar en un evento y asistir a conferencias. En la comunidad, vives en una burbuja y el movimiento… es solo algo teórico; sienta bien tomarse el tiempo para descubrirlo de verdad, eres más consciente de su riqueza».
En el programa «taller/conferencia»: la visita del museo y el monumento conmemorativo dedicado al genocidio de Srebrenica, seguida del testimonio de Dzile, superviviente de la masacre, que decidió volver a su región, masacrada, para construir la paz. El día siguiente, Daniele Taurino, filósofo y miembro del movimiento por la no violencia, invitaba a los participantes a comprender mejor los conceptos de no violencia, en una Europa en guerra. El último día, el fotógrafo afgano Abdul Saboor contó, con una dulzura y una simpleza que nos desarmaron, su historia de exilio y su labor como fotógrafo. En una sala contigua, se instaló una exposición que reunía 16 de sus fotografías y Abdul dedicó tiempo a contar las historias que se escondían detrás de cada foto.
Mañanas cargadas de emoción, de las que los participantes salían a menudo llenos de pesar. «Nos has llegado al alma, Abdul…», nos decía Maria Luisa al final de su testimonio. Las tardes de fútbol y relax nos servían para animarnos y conocer a los demás. ¿Cuántas amistades habrán surgido a pie de campo, animando a los jugadores y jugadoras o gracias a los abrazos tras haber marcado un gol?
El deporte como herramienta de integración y aprendizaje
François, Presidente de la Federación Emaús Suiza y parte del movimiento desde hace casi 8 años, nos cuenta: «Apenas hemos tenido oportunidades de compartir con los compañeros, si no ninguna. [En los encuentros de Emaús] Solemos hablar de conceptos, prioridades, estatutos… Allí todo el mundo se sintió acogido, todos éramos iguales. El deporte iguala a las personas. Sentimos que algo ha pasado (…)».
Durante las tardes de fútbol, nadie llevaba gorra. Ya no había participantes por un lado y ponentes, organizadores/as, intérpretes, ingeniero de sonido, por el otro; todo el mundo se convertía en jugador o jugadora de fútbol «Hemos dejado que todo el mundo fuera uno mismo» continúa François. «El eco de «familia Emaús» resonó verdaderamente en este evento».
«La energía que traían consigo los participantes, su interés por las actividades propuestas, todo era fácil de organizar», Sabina, delegada nacional de Emaús Bosnia y miembro del ejecutivo de Emaús Europa, evoca también este ambiente tan particular al recordar el evento.
Como coorganizadora del encuentro, en nombre del FIS-Emaús, tenía muchas expectativas: voluntad de volver a estrechar lazos con los grupos de Europa occidental y de mandar un mensaje de esperanza a nuestros/as amigos/as de Ucrania. Sí, es posible reconstruir, edificar la Paz sobre un montón de cenizas, a pesar de las atrocidades cometidas, como aquí, en Srebrenica.
Para cerrar esta jornada atemporal, se organizó una ceremonia de entrega de diplomas. Permitió que todo el mundo volviera con un recuerdo y que cada grupo pudiera «llevarse» la copa a casa, literalmente. François añade: «Durante la entrega de diplomas un compañero me dijo: “nadie me había abrazado así nunca”. ¡Y claro que lloras cuando escuchas algo así! Estos son los verdaderos regalos; sabes que has tenido éxito cuando escuchas estas cosas».
Ahora que se acerca la despedida, Joanna, de Emaús Lublin, que hizo de intérprete para los/as nueve polacos/as y los/as cuatro ucranianos/as presentes en el torneo, concluyó este evento, totalmente diferente, de una forma maravillosa «¡Han sido los cinco días más bonitos de mi vida!».
Todo fue bien; el Movimiento ganó.
Los hinchas estuvieron presentes para animar a sus equipos favoritos. © Emaús Europa