Emaús Europa

Emaùs en Alemania

Extractos de una entrevista con Serena Lemmens, delegada nacional de Alemania en el Consejo Regional de Emaús Europa.

 

¿Puede contarnos cómo comenzó Emaús en Alemania?

En 1959 se llevó a cabo la primera acción en nombre de Emaús: una colecta en Colonia el 1 de marzo, fecha que marca el comienzo de Emaús en Alemania.

Algunos jóvenes de Colonia habían conocido al Abbé Pierre en Verviers, Bélgica. Participaron en un campamento de jóvenes gestionado por antiguos guerreros de la resistencia alemana en apoyo a los niños alemanes abandonados, y también participaron en una gran colecta de Emaús.  Tras hablar de esta experiencia en los periódicos alemanes, empezaron a recibir muchas solicitudes para ir a recoger mercancías y fue así como organizaron la primera colecta en Colonia.  Poco después se creó una comunidad de voluntarios.

Hoy tenemos 3 comunidades y 2 grupos a prueba en Alemania, todos en la región centro-oeste del país.  Estos grupos están formados por 30 compañeros, 21 empleados, 139 voluntarios y 10 trabajadores subvencionados, y viven de las ganancias de la venta de bienes de segunda mano.

¿Qué actividades lleva a cabo Emaús en Alemania?

Las principales actividades que llevan a cabo los grupos Emaús en Alemania son: la gestión de comunidades -con todos los retos y problemas que ello conlleva-, la gerencia de tiendas de segunda mano, la gestión de un centro de día para 50 personas necesitadas y de un comedor social (preparando y distribuyendo alimentos para personas sin hogar).  Nuestro miembro a prueba cerca de Colonia, Emaús PUNTO, se centra particularmente en el tema de la drogadicción, ayudando a personas que han estado en rehabilitación.

Además, llevamos a cabo otras actividades como la jardinería y el paisajismo, el reciclaje de bicicletas, la gestión de una tienda de bicicletas de segunda mano y el mantenimiento de los terrenos de la granja infantil del grupo a prueba de Krefeld.  En la granja producimos un fertilizante natural que también nos encargamos de vender. Frente a la tienda de bicicletas hay también un mercado para el comercio de plantas.  La gente puede cambiar sus plantas por otras o pagar una pequeña cantidad por ellas.  Esta iniciativa anima a la gente a pasar por la tienda, charlar con los voluntarios e interesarse por nuestros proyectos.

Como parte de un movimiento internacional, para nosotros también es importante participar en la iniciativa de solidaridad del movimiento y defender los valores que compartimos. Así, enviamos regularmente mercancías a Emaús o a grupos asociados en Polonia, Lituania y Rumanía, por ejemplo.  Entregamos aproximadamente entre el 20% y el 40% de los bienes que recogemos a otras comunidades en el extranjero o a organizaciones caritativas locales. También estamos involucrados en varias organizaciones de ayuda a los refugiados que lideran iniciativas por la paz, contra el racismo y que promueven acciones de solidaridad vecinal.

¿Cómo han ido las cosas desde la crisis sanitaria y cómo os habéis adaptado a la situación?

La pandemia ha generado sentimientos de inseguridad y ansiedad en los grupos y entre nuestros clientes. Un momento muy estresante para nosotros fue aquel en el que supimos que las tiendas tenían que cerrar.

En marzo, durante el primer confinamiento, pedimos tanto al Gobierno como a nuestros amigos y clientes apoyo financiero para hacer frente a la situación.  En noviembre, durante el segundo confinamiento, fuimos capaces de hacer frente a la situación exclusivamente con las reservas de las que disponíamos.

Para nuestro proyecto de jardinería no tuvimos problemas al principio de la crisis: la gente quería usar la bicicleta más que nunca y tener el jardín arreglado… Esto también representó para nosotros una oportunidad de realizar algunas reformas ¡y, por supuesto, la aprovechamos!

A pesar de tener mucho cuidado y tomar todas las precauciones necesarias, algunas personas se contagiaron del virus.  Sólo unos pocos enfermaron, pero afortunadamente todos se encuentran bien ahora.  Una comunidad tuvo 3 casos positivos de Covid-19 y todos los compañeros tuvieron que ponerse en cuarentena. El lado bueno de esta cuarentena es que acercó a la comunidad.

Sin embargo, la situación es catastrófica para las personas sin hogar: hay menos alojamientos, menos lugares abiertos donde puedan conseguir comida y no hay aseos.    Por lo tanto, ahora seguimos ayudando a las personas necesitadas, aunque debemos adaptar nuestras acciones para tomar todas las precauciones necesarias (trabajo en grupos más pequeños, distanciamiento social, etc.).

¿A qué retos se enfrentan los grupos de Alemania en este momento?

Uno de los grandes desafíos en Alemania es tratar el tema del salario mínimo para todos los compañeros, ya que el modo de vida de Emaús no está tan reconocido aquí como lo está en Francia.  Nos cuesta convencer al Estado para que nos conceda excepciones para podernos ocupar nosotros mismos de los salarios.

Otro desafío es la política de empleo de Alemania.  La oficina de empleo sólo ofrece ayuda a corto plazo a los desempleados de larga duración y no ofrece ninguna solución a las personas que no encajan en el mercado de trabajo “regular” o “normal”.  La mayoría de estas personas no ve un futuro mejor ni oportunidades para una vida mejor próximamente.  También hemos observado que el trabajo voluntario no está bien organizado en Alemania, debería utilizarse para ayudar a los desempleados de larga duración a volver a trabajar, pero por desgracia se considera a menudo como una forma de trabajo no declarado.

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© Emmaüs Cologne

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