Emaús Europa

Abordar la crisis del textil de segunda mano

El sector del textil de segunda mano se enfrenta a cada vez más desafíos en la UE. Un mercado saturado, costes operativos en aumento, además de la llegada de una moda rápida de mala calidad, suponen una amenaza para las empresas sociales, la sostenibilidad del medioambiente e incluso la creación de empleo. Si no se interviene de forma inmediata, las partes clave de la reutilización del textil y el ecosistema de reciclaje corren el riesgo de colapsar.

RREUSE, junto a sus miembros Emaús EuropaRessources, y TESS GEIE, ha firmado conjuntamente un protocolo político que insta a los/as legisladores/as a actuar con decisión. Con el apoyo de Zero Waste Europe, este documento presenta una serie de recomendaciones prácticas, incluidos los esquemas de Responsabilidad Ampliada del Productor (RAP), así como medidas financieras provisionales para apoyar al sector hasta que se implementen soluciones más contundentes.

Este esfuerzo conjunto hace especial hincapié en el papel esencial que desempeñan las empresas sociales a la hora de lograr una gestión del textil sostenible, pidiendo a su vez medidas cuya prioridad sea la prevención de residuos y la reutilización local, en lugar de la incineración.

Leer el protocolo político (solo en Inglés)
Actualidad Economía circular y solidaria / Ecología Unión Europea

© Emaús Europa

Emaús Terre, ¡construir y hacer bricolaje solidario!

Con la presentación de una fábrica de ladrillos y una planta de reciclaje de materiales de construcción en Bretaña, en el oeste de Francia, Emaús Terre innova por completo, pero manteniéndose en la tradición Emaús de acogida y construcción. Para saber más sobre el tema, hemos charlado con Clarisse, encargada de la vida administrativa, contable y comunitaria.

¿Cómo nació Emaús Terre y la idea de optar por la construcción?

La idea nació de la voluntad de una de las cofundadoras, Orane, de crear una estructura de acogida que estuviera sustentada por una actividad económica en el territorio. Ya llevaba 10 años acompañando a personas migrantes, además de colaborar con asociaciones de acompañamiento y de apoyo.

Albañil de tierra cruda de profesión, forma parte del colectivo Terreux Armoricains, una agrupación de profesionales de la construcción en tierra del noroeste de Francia, en concreto, de artesanos y contratistas, muy a menudo comprometidos con la sociedad. Un día les preguntó qué actividad económica podría ser viable para apoyar su proyecto de acogida y la respuesta fue unánime: ¡montar una fábrica de ladrillos de tierra cruda!

¡Pues claro! Gracias a su formación contaba con las competencias necesarias y este tipo de actividad no se había desarrollado. En el territorio había una auténtica demanda de producción, lo que tradicionalmente supone varios armazones de tierra cruda, con el fin de evitar que los profesionales fabriquen sus propios ladrillos.

¿Qué os llevó a uniros al Movimiento Emaús?

Una vez validada la actividad, tan solo quedaba encontrar una estructura legal. Era importante poder acoger a todo el mundo sin distinción alguna, lo cual no resultaba sencillo puesto que la mayoría de las estructuras no permitían, por ejemplo, la acogida de personas sin papeles.

Tras reflexionar largo y tendido, ¡la solución apareció en una librería! Un día, Orane encontró un libro sobre el Movimiento Emaús. De repente resultó obvio; se trata del único modelo que permite la acogida incondicional en Francia y que se ajusta a nuestros valores.

Se forjan así los primeros lazos con el movimiento y la actividad da comienzo en 2021. El grupo empieza su período a prueba en 2022, convirtiéndose en miembro de pleno derecho en 2024. Actualmente, la comunidad, que acoge a 9 compañeros, a su vez lleva a cabo numerosas actividades, con un equipo asalariado de 5 personas.

Entonces, fabricáis ladrillos de tierra cruda, pero también habéis creado una planta de reciclaje de materiales de construcción. ¿Podrías contarnos algo más sobre vuestras actividades?

La fábrica solidaria de ladrillos funciona bien. Hay también otros materiales como la tierra tamizada, por ejemplo, además de la prestación de servicios en campamentos de albañilería con un técnico como supervisor. Organizamos campamentos participativos para la fabricación de los ladrillos; se trata de un ambiente motivador y acogedor.

Sin embargo, esta actividad es sumamente estacionaria, en tanto en cuanto el secado requiere mucho tiempo cuando hay frío y humedad en invierno. Asimismo, se necesita una cierta capacidad física, lo cual no es el caso de todas las personas acogidas.

Por esa razón, pensamos en poner en marcha una nueva actividad: ¡el bricolaje solidario! En 9 meses, Laura, voluntaria, miembro del CA y ahora empleada, realizó un estudio de oportunidades y dio comienzo a este nuevo proyecto de tienda de materiales: la segunda mano del bricolaje.

Por otro lado, esta actividad tiene también su parte de prestación de servicios con el depositado selectivo de elementos que pueden reutilizarse antes de la demolición o rehabilitación de edificios. Además, desde hace poco, esto es algo obligatorio en Francia y muy pronto en el resto de los países de Europa. En nuestro caso, ¡luego los vendemos para bricolaje!

¿Y tenéis otros proyectos en mente? ¿Podrías contarnos un poco más?

De momento no es viable debido al espacio, pero también nos gustaría organizar talleres de bricolaje y de reparación, contar con un lugar en el que tener herramientas para que cada cual pueda hacer sus reparaciones, etc.

Mientras tanto, nos centramos en nuestro proyecto de adquisición de una nueva casa de acogida para los compañeros ¡y esperamos que también compañeras! En este momento, viven en dos casas y las condiciones no son sencillas a la hora de acoger a mujeres, a pesar de ser también un desafío de mezcla y diversidad que nos resulta muy importante. ¡Ya se ha puesto en marcha un financiamiento participativo para este proyecto!

Más a largo plazo, hemos reflexionado acerca de una tercera actividad que nos permitiría acoger a más personas con una menor capacidad física; es decir, centrarnos más en la parte humana y de cuidados: podría tratarse de una residencia para ancianos o al menos el simple hecho de poder acoger a personas mayores. Estamos más alejados de la construcción, pero esto sigue siendo parte de los valores de bienvenida y solidaridad que llevamos por bandera.

Actualidad Economía circular y solidaria / Ecología Francia

© Emaús Terre

2025

Boletín

Lucha contra el esclavismo moderno: ¡por fin una victoria!

En los grupos Emaús, no nos es ajeno el camino del exilio emprendido por compañeros/as que vienen de lejos y que han sufrido todo tipo de violencias y explotaciones durante las diferentes etapas de su viaje. A veces, estos caminos se dan dentro del continente europeo, sobre todo en el caso de los/as jóvenes rumanos/as que acabaron internados durante su infancia y a quienes ahora acoge Satu Mare. Esta es la historia de Mariana, que nos cuenta aquí Jean-Philippe, presidente de Emaús Satu Mare.

Junio de 2009, Satu Mare. Mariana pronto acabará la formación profesional. Tiene 19 años, desde su infancia vive en un orfanato con su hermana gemela, Tunde. Tunde tiene que repetir una asignatura, por lo que puede quedarse otro año en el hogar para niños. Sin embargo, en el caso de Mariana, el final de sus estudios significa que ya no se harán cargo de ella. Por eso, una educadora le presenta a «doamna Irina» («la señora Irina»), también rumana, que le propone marcharse con ella a trabajar a Italia. Ganará dinero y se quedará con una familia hasta que haya ahorrado lo suficiente como para independizarse. ¿Trabajo, dinero, familia? Todo lo que Mariana nunca ha tenido. Acepta de buen grado.

Agosto de 2009, Roma. Tras llegar a Italia, Mariana se desilusiona rápidamente. «Doamna Irina» le quitó el pasaporte en cuanto salieron de Rumanía. En lo que respecta a la vida en familia, se reduce a comer y lavarse en el balcón con otras dos chicas, también huérfanas de Satu Mare. Trabaja duro; todos los días desde las 4 de la mañana hasta bien entrada la tarde, haciendo tareas en residencias, farmacias, oficinas notariales, que parecen no darse cuenta de lo precaria que es su situación. Sin fines de semana, sin domingos ni días festivos. Le pagan a diario con insultos (zíngara, negra, mugrienta). Y amenazada con que acabará en la calle si da el más mínimo paso en falso.

Finales de 2012, Satu Mare. Tunde, la hermana gemela de Mariana ha ido deambulando por aquí y por allá, hasta que finalmente llega a Emaús. Un día nos cuenta la historia de su hermana, de la que no ha tenido apenas noticias. Preguntamos a los servicios sociales que, entre dientes, nos dan una respuesta tranquilizadora. Así que le decimos a Tunde: «Mariana debe ir a la policía si es víctima de un delito». Diez años después, hemos de reconocer que era más fácil de decir que de hacer… Y que en lo que respecta al acceso a los derechos, la teoría no es una garantía de la práctica, pero eso no es motivo para rendirse.

Octubre de 2013. Tunde acaba de recibir una llamada de Mariana, invitándola a ir a verla a Roma «de vacaciones». Por supuesto, esto nos preocupa, pero Tunde, que no ve a su hermana desde hace 4 años, está más que decidida a subirse al próximo autobús a Roma. Así que al final decidimos acompañarla. Nos presentamos en la dirección indicada, nos encontramos a la madama Irina en el bar que regenta y que nos dice cargada de cinismo que «es muy complicado lograr que los/as jóvenes que salen del orfanato trabajen como es debido, pero por suerte no es necesario pagarles». Al día siguiente, volvemos para buscar a Tunde que ha pasado las últimas 24 horas con su hermana y la familia de Irina. Mariana quiere marcharse con nosotros, pero Irina se lo impide haciendo uso del chantaje emocional y de amenazas para nada veladas. Nos marchamos abatidos, no sin antes prometerle a Mariana que encontraremos una solución.

Entonces, nos dirigimos a la Agencia rumana de lucha contra la trata de personas que, por desgracia, no tiene competencia fuera del territorio nacional. Traslada nuestra denuncia a la embajada de Rumanía en Italia, que se declara a su vez incompetente y envía el caso a la policía italiana que ni siquiera reacciona.

Enero de 2014. Mariana nos llama con el teléfono de un guarda de un edificio en el que trabaja y nos pide que vayamos a buscarla. Volvemos a Roma, nos presentamos de nuevo en el bar regentado por la familia y nos encontramos con el hijo de Irina que de inmediato empieza a atacarnos. Cada vez más preocupados por Mariana, nos dirigimos a Emaús Roma, donde Isabela se pone en contacto con una abogada especializada en ayuda a migrantes, Laura Barbeiro. Con su ayuda, redactamos una denuncia y la presentamos en la policía, que nos promete ponerse manos a la obra esa misma tarde. Al día siguiente, ¡giro dramático de los acontecimientos! La policía nos comunica que Mariana está de camino a Rumanía, la familia de deshizo de ella para que no la descubrieran en su domicilio.

Comienza así un largo período de reconstrucción para Mariana que debe, en primer lugar, aprender lo que es su libertad. Después de 25 años, primero en un orfanato, luego en manos de «doamna Irina», Mariana siente que debe pedir permiso para todo, incluso para salir de casa. Le cuesta muchísimo escoger o tomar decisiones por sí misma. No obstante, poco a poco, va ocupando su lugar en la comunidad con la ayuda de su hermana y, pronto, de su marido.

Asimismo, Mariana decide denunciar y la comunidad se encarga de la parte civil, tanto en Rumanía como en Italia. En Rumanía, la denuncia se archiva por tercera vez, alegándose que Mariana debería haber sabido lo que le esperaba y tan solo dependía de ella el haber aceptado esta propuesta de «trabajo». Ahora bien, en Italia, a pesar de una investigación chapucera, el proceso acaba presentándose al Tribunal Penal en el que se acusa a «doamna Irina» de esclavismo. No menos de 15 días, uno al mes, en los que redactamos nuevos documentos y testimonios.

Finalmente, en septiembre de 2022, se dicta condena, confirmada por el Tribunal de Apelaciones en 2023 y luego por el Tribunal Supremo en mayo de 2024: 5 años y 4 meses de cárcel para «doamna Irina».

Se habrían necesitado más de 10 años de juicios para hacer justicia. Como dice Mariana, «hasta ahora, tenía que guardar en mi memoria hasta el más mínimo detalle de aquellos años para responder a los interrogatorios; a partir de ahora, puedo empezar a olvidar». Ya puede dedicar su energía a su hijo de 8 años, al que cría junto a su compañero.

Desde 2010, la asociación ha logrado traer a Rumanía a 6 jóvenes más en situación de explotación en España, Hungría, Países Bajos y República Checa. En todas esas ocasiones, hemos comprobado que los mecanismos institucionales son ineficaces a la hora de lograr su regreso al país. Solo el proceso emprendido por Mariana acabó en condena.

Actualidad Defensa de los derechos humanos / Migraciones Rumania
¡Marianna y su hijo vuelven con los jóvenes de Satu Mare!

¡Marianna y su hijo vuelven con los jóvenes de Satu Mare! Septiembre de 2023. - Autoría: Emmanuel Rabourdin.