Emaús Europa

Los colectivos geográficos: un momento importante en el año para Emaús

En marzo de 2024, se celebraron dos encuentros importantes que marcan el calendario de los grupos Emaús europeos: el Colectivo Polonia-Ucrania y el Colectivo Rumanía. Emmanuel Rabourdin, responsable de solidaridad, nos habla sobre estas reuniones que han permitido abordar, principalmente, este espinoso asunto acerca del modelo económico de los grupos en estas regiones y en lo que respecta a los desafíos a los que se enfrentan, ya sean políticos, económicos o jurídicos.

¿Por qué abordar la cuestión de la autonomía económica de los grupos Emaús de Europa del este?

Son varios los elementos que nos han llevado a abordar esta cuestión de forma colectiva con los grupos.

En primer lugar, la invasión de Ucrania a gran escala perpetrada por Rusia ha dado lugar a un gran número de cambios económicos en la región: inflación, sensible aumento de los precios del carburante y la energía, aumento de las desigualdades…

Estas consecuencias han tenido efectos directos en los grupos de Europa del este, ya que la mayoría de ellos basan su modelo económico en los transportes solidarios enviados por los grupos de Europa occidental. Hay que empezar a reflexionar con el fin de evitar la «dependencia» de la solidaridad, manteniendo un vínculo fuerte con los grupos Emaús que envían transportes, lo cual fue uno de los grandes retos de estos colectivos.

Por último, y es cierto sobre todo en el caso de Rumanía, el envío de transportes solidarios se ha visto gravemente afectado en los últimos meses, debido al recelo de las aduanas rumanas. Sin ningún tipo de fundamento jurídico (y por ello, sin dar pie a impugnar la decisión con una base justificada), la aduana rumana devolvió varios camiones Emaús, alegando que el país no tiene como objetivo acoger los «desechos» de Europa occidental. Los motivos alegados: tejidos arañados en los muebles, sábanas (para proteger los muebles) que no habían sido desinfectadas… Este período, que está en proceso de resolverse, ha demostrado lo frágil que es un modelo que se basa, en esencia, en los transportes y la necesidad de que los grupos desarrollen nuevas actividades económicas, aprovechando las oportunidades a nivel local.

¿Quieres decir que habría que dejar de enviar transportes a los grupos del este?

No, simplemente constatamos un hecho; no es suficiente, pero sabemos que los transportes siguen siendo esenciales para estos grupos. Además, evitan que se destruyan muebles de buena calidad que no se venden en Europa occidental, pero que son muy populares en Europa del este. También dan pie a importantes momentos de intercambio entre grupos.

¿Han permitido los colectivos abordar las perspectivas de evolución para los grupos?

¡Por supuesto! Existen soluciones y los grupos ya las han interiorizado. En Polonia, la colecta/recogida de donativos está evolucionando y cada vez tiene un papel más relevante en la actividad económica de los grupos. Por otro lado, algunos ya han comenzado a diversificar su modelo económico, abriendo una pizzería, como en Lublin, donde aplican su saber hacer puntero en la restauración de muebles antiguos, como en  Brat Albert.

En Rumanía, el grupo de Satu Mare tiene en marha desde hace dos años nuevas actividades económicas: la creación de paños de uso industrial destinados a las empresas y la creación de un taller de costura, confeccionando sobre todo tote-bags. Puesto que se les reconoce como unidad protegida (más del 50 % de sus empleados son personas con discapacidad), ambas actividades están dirigidas, sobre todo, a empresas de los sectores público y privado: la compra de productos que vienen de unidades protegidas permite a las empresas beneficiarse de ayudas del Estado.

En Iași, el grupo se anima también con el moldeado de adoquines de cemento y con la forja, además de sus actividades agrícolas y de su granja en Popești.

Los dos colectivos han permitido establecer las necesidades en lo que cuanto al acompañamiento de los grupos hacia esta transición económica. Por supuesto, no se trata de ponerle fin al programa transporte, que se traduce en una solidaridad interna del Movimiento Emaús y que va más allá de lo material. Asimismo, los grupos aún necesitarán esta forma de solidaridad en los próximos años. El objetivo principal era tratar las directrices para diversificar sus actividades y reforzar esta autonomía, siguiendo las resoluciones de la Asamblea Mundial de Piriápolis (2022).

¿Cuáles son las consecuencias de la guerra en Ucrania para los grupos de Europa del este y para el conjunto del movimiento?

Estos dos colectivos permitieron, por un lado, darle la palabra a aquellas y aquellos que viven de cerca el conflicto: Natalia, la directora del grupo ucraniano Oselya, y Grigory, delegado nacional de Ucrania, recordaron las dificultadas a las que se enfrenta el grupo desde el comienzo de la invasión a gran escala, además de los peligros de una victoria de Rusia sobre Ucrania. De igual modo, los grupos polacos, georgianos y rumanos hablaron de los peligros que representa la Rusia de Putin para las libertades individuales, la libertad de asociación y el trato de las minorías y las personas vulnerables. El término «resistir», tal y como dijera el Abbé Pierre durante la Segunda Guerra Mundial, surgió varias veces durante los debates.

Tras reunir a representantes de grupos provenientes de 10 países diferentes, estos colectivos permitieron escuchar lo que siente todo el mundo respecto al conflicto, en un momento en el que se ha evocado, en el seno de las instancias regionales e internacionales, la postura del Movimiento Emaús frente a conflictos armados.

Habrá un último colectivo en Croacia, en Trogir, a principios de junio: tendremos muy en cuenta las opiniones de nuestros/as amigos/as croatas y bosnios/as, algo menos de 30 años después del conflicto que asoló la región en los 90. Se abordará la cuestión de la reconstrucción en función de su experiencia reciente.

 

¿Qué es un «Colectivo geográfico»?

Los colectivos son encuentros que reúnen cada año a grupos provenientes de una región de Europa, con el fin de hablar de los desafíos ligados a dicha región y tratar la cuestión de la solidaridad europea. Existen tres colectivos:

  • El Colectivo Polonia-Ucrania, que se ha ido ampliando de forma colectiva y que reúne a los grupos Emaús presentes en Polonia, Ucrania, Georgia, Letonia y Lituania.
  • El Colectivo Rumanía que reúne a los tres grupos rumanos.
  • El Colectivo Europa del sureste, que reúne a los grupos de Bosnia-Herzegovina y de Croacia.

Estos tres colectivos se centran en estas regiones de Europa, pero, por descontado, están abiertos a todos los miembros del movimiento que deseen participar. Estos encuentros permiten descubrir otras formas de vivir el modelo Emaús o de abrirse a las problemáticas de otros países europeos.

Actualidad Lucha contra la miseria / Solidaridad

© Emaús Europa

Nuevo Pacto sobre migración y asilo

El 10 de abril, el Parlamento Europeo vota el nuevo Pacto sobre migración y asilo.

Dicho pacto contiene ocho textos, todos con miras a reforzar las fronteras exteriores y a violar la libertad de circulación y residencia.

Normalización de la práctica de deportación

En concreto, estas leyes permitirán deportar, directamente en la frontera, a las personas que no soliciten asilo. A las personas exiliadas se les impedirá presentar sus solicitudes en los países a los que deseen ir y donde podrían rehacer de forma más sencilla su vida, ya sea porque hablan el idioma o porque tienen contactos allí.

Cierre generalizado de fronteras

Aquellas personas que soliciten asilo quedarán encerradas en «centros de clasificación», fuera del territorio o en la propia frontera, a la espera de que se estudie su documentación. Estas clasificaciones, en esencia, se basarán en el criterio de nacionalidad de la persona solicitante, sin tener realmente en cuenta su situación concreta. Durante hasta 12 semanas, a estas personas se les privará de su libertad en estos centros de detención.

Ninguna solidaridad auténtica y externalización de las fronteras

Los países miembros de la Unión Europea (UE) podrán elegir no acoger a una persona solicitante de asilo, pudiendo escoger entre otras muchas alternativas: pagar 20 000 €, aportar recursos humanos para «proteger» las fronteras de la UE (véase enviar guardias fronterizos nacionales a los centros de clasificación europeos) o implementar políticas nacionales para externalizar las fronteras (por ejemplo, llegar a acuerdos bilaterales para expulsar a estas personas a países que, a menudo, violan sus derechos).

«Instrumentalización», otro concepto más para derogar el derecho de asilo

Este pacto presenta un nuevo concepto: la «instrumentalización» de las migraciones. Por consiguiente, si la UE considera que un país no miembro trata de ejercer presión enviando a un gran número de personas exiliadas a sus fronteras, puede decidir suspender por completo el examen de las solicitudes de asilo.

Identificación y toma de las huellas a la fuerza, a partir de los seis años

El sistema Eurodac (base de datos europea que registra las huellas de los/as exiliados/as para identificarlos/as) contará a partir de ahora con un registro (huelleas dactilares y faciales) de los/as extranjeros/as, incluyendo a los menores a partir de 6 años en esta imposición.

Un leve progreso para el trabajo de los/as solicitantes de asilo

Finalmente, una directiva sobre las condiciones de acogida muestra un progreso marginal, dando a los/as demandantes de asilo la posibilidad de trabajar después de 6 meses en el país, en lugar de los 9 actuales. Asimismo, se han mejorado algunas garantías sobre las condiciones de la acogida… Pero tenemos la otra cara de la moneda: la generalización y ampliación de las apelaciones para la asignación de residencia.

ACTUEMOS JUNTOS/AS

¡Emaús Europa se opone firmemente a este texto! Os animamos a movilizaros publicando también vosotros/as en vuestras redes sociales mensajes de oposición a este pacto, acompañados del hashtag #NotThisPact. No olvidéis etiquetar a @emmauseurope para que podamos difundir vuestros mensajes.

Actualidad Defensa de los derechos humanos / Migraciones Unión Europea

Reducir nuestro impacto ecológico: la experiencia de Emaús Åland

Emaús Åland ha confeccionado un diagnóstico para medir y reducir su impacto ecológico. Martha Hannus, coordinadora de desarrollo sostenible, nos habla de este proyecto.

¿Podría explicarnos en qué consiste este diagnóstico ecológico?

La evaluación del impacto ecológico se inspira en los principios de la ONG GRI (Global Reporting Index), que fijó una serie de normas con el fin de declarar las emisiones de carbono. Analizamos nuestras fuentes de emisiones, identificamos los medios para medirlas y diseñamos un plan de reducción. La evaluación incluye la electricidad y la calefacción, nuestros trasnportes a nivel local e internacional, así como los desplazamientos. Hemos incluido un seguimiento que habrá que hacer cada año en nuestro informe anual.

¿Cuándo y por qué empezó a trabajar en este proyecto?

Pusimos en marcha este proyecto porque creemos que, a pesar de que algunas de nuestras actividades como la segunda mano o la jardinería hacen que nuestra sociedad sea más sostenible, si queremos ser creíbles, también debemos declarar el impacto que tenemos sobre el mundo que nos rodea al realizar nuestras actividades. Para nosotros, es un medio para actuar de forma solidaria con el resto del planeta y con las futuras generaciones. Si exigimos cambios en el mundo, debemos tener ese mismo espíritu crítico con nuestras operaciones y las actividades económicas que escojamos. Decidimos que era más eficaz, a la par que rentable, en el plano medioambiental, vender más bienes a nivel local, pero actuar de manera más solidaria por medio de un apoyo económico a otros grupos, para así ayudarles a desarrollar sus actividades.

Empezamos en 2018 con un análisis de pertinencia, seguido de una estrategia adoptada por el consejo de administración. A partir de 2019, desarrollamos y afinamos nuestras herramientas para medir las emisiones. Nuestro objetivo es conseguir la neutralidad en carbono de aquí a 2030.

¿Qué resultados habéis constatado?

Hemos sido capaces de reducir nuestras emisiones de forma significativa, sobre todo al cambiarnos a un proveedor de electricidad verde y al supervisar nuestros transportes. Asimismo, sabemos qué hacer para continuar con nuestro impulso: nuestros desplazamientos deben tener una huella de carbono neutra. Para 2024, hemos asignado una partida presupuestaria especial para los desplazamientos, que no se refleja en dinero, sino en el impacto medioambiental que estamos dispuestos a respetar.

Desde hace unos años, también medimos la cantidad de bienes que recibimos y los desechos que producimos. A este respecto, algunas semanas pesamos los bienes donados y calculamos el número total para todo el año. En el caso de los desechos, la empresa de gestión de residuos nos envías las cifras tras haberlos pesado.

En 2022, recibimos unos 450 000 kg de bienes donados. A nivel local, pudimos vender un 62 %, mientras que el 21 % se envió en contenedores a otros grupos Emaús. La empresa de gestión de residuos recuperó un 8 % de los bienes donados y un 9 % se quemó para producir energía. Los desechos inertes tan solo representaban una cantidad ínfima. Podemos reutilizar la mayoría de los bolsos, muebles y ropa de cama, aunque los aparatos electrónicos, los libros y el material multimedia representan la mayor parte de los desechos. En nuestros contenedores, el 53 % de los bienes corresponde a ropa. De los aparatos electrónicos, solo puede reutilizarse el 50 %, puesto que no tenemos la cualificación necesaria para repararlos. Aún no hemos dado con una solución, pero quizás podamos hacerlo en el futuro. Estas cifras nos ayudan a comunicarnos con nuestra clientela y donantes. También son muy útiles para nuestras actividades de presión.

¿Qué les diría a los grupos que están pensando en seguir este proceso?

Al medir vuestras emisiones, sabréis más de vuestras actividades y podréis identificar más fácilmente las acciones más sencillas para reducir vuestro impacto. No tengáis miedo; ¡no es tan difícil como parece! Debemos actuar para provocar el cambio, estando sobre todo en primera línea, con el fin de asumir la responsabilidad de nuestras emisiones. Debemos actuar con la misma transparencia que le exigimos a los demás.

Actualidad Economía circular y solidaria / Ecología Finlandia

© Emaús Åland

Carta abierta: liberar el papel de la economía social en aras de una transición verde justa

Más de 80 redes internacionales, ONG y organizaciones nacionales procedentes de 18 países europeos han unido sus voces en una carta abierta.

Centrándose en la cuestión urgente de los residuos textiles, RREUSE y los cosignatarios, incluido Emaús Europa, piden a los dirigentes políticos que liberen el potencial de la economía social, en la revisión que se está haciendo de la directiva marco, con el fin de que la transición verde sea una transición justa.

Para unificar las reglas del juego y darle a la economía social la oportunidad de estar a la altura de su potencial, los cosignatarios instan de forma conjunta a los dirigentes políticos de la Unión Europea a:

  • Mantener todas las medidas positivas ligadas al papel de las empresas sociales en cuanto a la recogida y gestión de textiles usados y de los residuos que la Comisión Europea ha incluido en su propuesta de revisión;
  • Otorgar poder de decisión a las empresas sociales, en colaboración con los municipios, en cuanto a la gobernanza de los sistemas de responsabilidad ampliada del productor;
  • Exigir que las tasas de responsabilidad ampliada del productor cubran todos los costes asociados a las actividades de reutilización y de preparación para esta, que llevan a cabo las empresas sociales, incluida la gestión de desechos residuales;
  • Velar por que las empresas sociales sigan siendo propietarias de los textiles usados y de los residuos que recogen.

Descargar la carta (en Francés)

Actualidad Economía circular y solidaria / Ecología Unión Europea