Zbigniew Drazkowski de Emaús Lublin: Polonia se encuentra en un momento histórico
Nuestro último Consejo regional tuvo lugar en Polonia. Para esta ocasión, pedimos a nuestro anfitrión Zbigniew Drazkow, fundador del grupo de Lublin, que nos diera su punto de vista sobre el contexto político que Polonia vive desde hace varios años, bajo un régimen de extrema derecha. Compartimos aquí su intervención. Es un artículo un tanto largo, pero que nos hace cuestionarnos nuestra historia europea más allá de la de Polonia.
«La realidad actual nace de un largo proceso, (así como las revoluciones son el resultado de un largo proceso también), es necesario que exista una situación revolucionaria (Marx). Desde hace 7 años, vivimos un hito en Polonia, que podemos calificar, sin lugar a duda, de giro histórico.
25 años después del colapso del sistema comunista, después de años de desarrollo económico continuado, vivimos un punto de inflexión. Tras el reinado de partidos centroliberales, el partido nacionalista, de extrema derecha, llegó al poder en 2015. Este partido ganó las elecciones con un eslogan electoral que rezaba “¡Polonia en la ruina!” ¿Cómo es posible? Polonia, que es un ejemplo de gran éxito económico; Polonia, que se ha convertido en líder de la transformación en los países de Europa del este; Polonia, que cuenta con una red de carreteras nueva y moderna, nuevas ciudades, nuevos aeropuertos, nuevos estadios, nuevas casas, nuevas oportunidades; ¡y los polacos que creían en el eslogan “Polonia en la ruina” describían bien la situación! Esto parece irracional.
Tras el colapso del sistema comunista, tras la caída del muro de Berlín, el primer gobierno polaco adoptó un programa político y económico liberal. Unos meses antes, la oposición del antiguo régimen aún debatía sobre las pistas para el desarrollo del país. La tercera vía (aquella entre comunismo y capitalismo…). No obstante, fue el primer ministro de finanzas, el profesor Leszek Balcerowic, un liberal, quien se convirtió en la cara de los cambios económicos y sociales. Recuero bien que el 1 de enero de 1990, nosotros, los polacos, nos despertamos en una nueva realidad chocante.
Hace 22 años, participé en una reunión a puerta cerrada, sin medios de comunicación, con Lech Wałęsa, Tadeusz Mazowiecki (el primer Primer ministro), Leszek Balcerowicz y el profesor de Harvard Jeffrey Sachs, consejero económico del gobierno, promotor de cambios económicos radicales y shocks. Durante dicha reunión, todo el mundo se acordó del período inicial de transformación. También hablaron de sus errores, trataron de explicarlos, de justificarse (tan sólo Balcerowicz dijo que no había habido error, que él no cambiaría nada, quedaba rehacer).
¿Qué pasó durante los años 90 y posteriores, por qué los polacos llegaron a negar su propia historia?
Creo que un buen ejemplo es el del cierre de granjas agrícolas del Estado (las Kolkhoses) por una sola decisión, una ley que se votó en 1992. En un solo día, de repente, más de 300 000 personas, familias y niños, perdieron su trabajo y sus ingresos, en nombre de las leyes liberales, en nombre de la liberación del potencial económico, de la creación de nuevas oportunidades, etc.
¿Qué oportunidades podrían tener las personas cuyas vidas y las de sus familias estaban ligadas a las Kolkhoses desde hacía 50 años? ¿Estas familias, perdidas normalmente en los campos, a menudo en las zonas más alejadas, sin una educación decente, ni profesión ni competencias “útiles”? Solamente podían recolectar champiñones y arándanos en los bosques durante 3-4 meses al año…
Tras 25 años de transformación, otro liberal, el profesor Marcin Król resumió la situación en un artículo que se hizo muy famoso, titulado “Éramos estúpidos”. Se trataba de una confesión amarga pero sincera de un hombre excepcional.
La caída del gobierno de la Plataforma Cívica (el partido centroliberal y su primer ministro Donald Tusk, en 2015), así como la victoria de Jarosław Kaczyński y su partido nacionalista “Derecho y justicia” (el PiS), llegaron justo después de la decisión del gobierno liberal de que el colegio fuera obligatorio para los niños a partir de 6 años, y de aumentar la edad de jubilación, sin discusión pública.
No escucharon a los polacos, mientras que una joven pareja, los Elbanowski, había recogido 1 millón de firmas en el marco de una moción civil para organizar un referéndum sobre la enseñanza obligatoria para los niños de 6 años (nuestra Constitución exige un mínimo de 500 000 firmas). Recuerdo lo que pensé cuando los medios de comunicación anunciaron que el gobierno había tirado un millón de firmas a la basura: ¡Pagarán por esto!
En octubre de 2015, se celebraron las elecciones parlamentarias y el PiS ganó, sin obtener la mayoría de los votos.
¡Polonia triunfó en el plano económico, pero son los más pobres quienes han pagado el precio! Quizás el eslogan “Polonia en la ruina” se entiende mejor si lo aplicamos a la descripción de la vida social…
Mientras que el PiS ganó las elecciones parlamentarias justo después de la victoria de un presidente conservador (Andrzej Duda) unos meses antes, en mayo de 2015, Kaczyński decidió que tenía derecho a cambiar todo, que su partido era soberano, que no iba a respetar a la oposición, ni siquiera la Constitución. A decir verdad, aplicaron el concepto de la “democracia soberana” de Putin. Es una buena idea para introducir un poder autoritario…
Nombró al fiscal general en ministro de Justicia.
Comenzó una guerra contra el Tribunal Constitucional y contra la Constitución. Incorporó a “sus” jueces en el seno del Tribunal Constitucional, cuya tarea es verificar la conformidad de los proyectos de ley con la Constitución.
Inició una guerra contra otras Cámaras: el Tribunal supremo, el Registro general; creó nuevos órganos, por ejemplo, el tribunal disciplinario (para marginalizar a los jueces independientes del arbitraje).
El entorno de los jueces, en su gran mayoría, trabajó con tesón para proteger la independencia de la justicia. Desafortunadamente, el Tribunal constitucional depende ahora por completo del PiS y viola la Constitución sin pudor.
Para que estos cambios sean posibles sin demasiada protesta, hay que poseer los medios de comunicación… Todos los medios públicos, nacionales y regionales, están en manos del PiS. Todos los programas de la televisión pública, de la radio e incluso de los medios regionales, incluyendo la prensa, están en manos del PiS. ¿Cómo es posible? Basta con colocar a los revolucionarios y a los arribistas ordinarios y cínicos en el Consejo de medios de comunicación y en los consejos de administración de diferentes sociedades de medios. Basta con nombrar al presidente de la mayor empresa de combustible polaco, ORLEN: esta empresa compró 600 títulos de prensa regionales hace unos meses. Se llevaron a cabo grandes purgas de personal. La televisión pública, cuyo público suele ser gente sin una gran educación, de medios rurales y pueblos pequeños, evoca una realidad totalmente alternativa… Incluso hoy, durante la guerra ruso-ucraniana, los medios gubernamentales y los políticos del PiS consideran a la Unión Europea como el gran enemigo, ¡más que Rusia!
No se inhibe la mentira, no tiene límites, es omnipresente; el engaño se ha convertido en un instrumento y un método para los políticos del PiS y los periodistas ligados al poder.
Lo que sucede en Polonia es lo apropiación del Estado por parte de un partido; sólo este es el partido polaco, al resto se los considera al servicio de los enemigos de Polonia.
Donald Tusk, antiguo Primer ministro liberal demócrata y antiguo presidente del Consejo europeo fue presentado todos los días en los medios como un traidor a Polonia y un siervo de Bruselas y Berlín. Sólo a los votantes del PiS se les considera verdaderos polacos (el resto son los “polacos de segunda categoría, de segunda clase”, como dijo públicamente Kaczynski.
Se llevaron a cabo cambios revolucionarios bajo eslóganes de la grandeza y el esplendor de nuestra patria, de la soberanía, de la independencia y de la defensa de la religión, de los valores tradicionales, de los roles tradicionales de hombres y mujeres, etc. Se atacó a las minorías, sobre todo a la minoría LGTB, así como a las personas refugiadas de África, de Oriente, de Asia, etc. Sólo son bienvenidos los ucranianos.
Por este motivo, la Iglesia católica en Polonia y el clero están muy implicados en apoyar al PiS.
¡Porque un verdadero polaco es católico! Esta doble y exclusiva identidad existe desde el siglo XVIII. Desde hace sólo un año, algunos obispos comienzan a distanciarse de la implicación directa en la vida política, pero muy tímidamente. La mezcla de la Iglesia y la política hace que las divisiones sociales sean muy profundas, puesto que afectan, no sólo a la esfera de la participación política, sino también a la de la fe religiosa; suponen divisiones de civilización.
El comienzo de la revolución en Polonia fue un shock y sigue siéndolo hoy día. No obstante, ha sido cada vez más evidente que no se trataba solamente de un fenómeno polaco. Los americanos eligieron a Trump, los ingleses votaron a favor del Brexit. En Francia, tienen a Marine le Pen, los holandeses tienen el Partido de la Libertad con Geert Wilders, los italianos a Matteo Salvini y ahora a Giorgia Meloni. Los húngaros han elegido a Viktor Orban incluso antes…
¿Cuáles son las razones que subyacen bajo estas situaciones que se dan en las sociedades?
Un elemento común e importante de esta situación es el MIEDO, provocado por los rápidos cambios sociales (la caída del muro de Berlín, el colapso del comunismo en Rusia), los cambios económicos (la globalización, liberación de las mujeres, reconocimiento de los derechos de las minorías, apertura a las cuestiones de género, etc.).
Una gran parte de la población, pobre, poco escolarizada, no se ha beneficiado de los cambios, sino que es víctima, ya sea porque directamente es una víctima desde el punto de vista económico, o porque no los comprenden. Por ello, busca soluciones simples y un poder fuerte; un poder capaz de enfrentarse a todos los problemas y de ayudar a los pobres a encontrar el camino.
La segunda gran causa de los problemas actuales se encuentra en la ideología del liberalismo y del gran capital, que aprovechó el vacío tras el fin del mundo bipolar, y que lo utilizó para sus propios intereses. Fue la gran estafa: los trabajadores de las Kolkhoses fueron engañados; nuestras sociedades fueron engañadas; los países pobres fueron engañados. Jamás estuvo la riqueza repartida de forma tan injusta en tan poco tiempo.
Hoy día es imposible agotar el tema de las causas de la situación actual, pero (y esto no os cogerá de nuevas) la hemos creado nosotros mismos. En Polonia, decimos que hemos metido “la mano en la mierda/el orinal”.»
Zbigniew Drazkowski
Zbigniew, durante el Consejo regional de Emaús Europa. Lublin, 20/10/2022. © Emaús Europa