Emaús Europa

Emaús en los Países Bajos

Entrevista con Jos van der Meer, delegado nacional de los Países Bajos en el Consejo regional de Emaús Europa.

¿Cómo empezó Emaús en los Países Bajos?

A principios de los años 50, varios jóvenes de los Países Bajos se marcharon a París a trabajar con el Abbé Pierre. Cuando regresaron a los Países Bajos, crearon la fundación Vrienden van Emmaus Nederland (Amigos de Emaús Países Bajos) para apoyar el trabajo del Abbé Pierre. Los impulsores de esta fundación fueron Jean y Liesbeth Wilken (unos años más tarde Jean se convertiría en presidente de Emaús Internacional).

En los años 60 surgió la idea de fundar una comunidad en el país con el fin de crear una forma de apoyo más permanente. Para encontrar un lugar donde establecer la comunidad, contaron con la ayuda del Abbé Pierre; este había conocido a una baronesa que se ofreció a donar un establo en desuso y un terreno. En 1966 nació en Haarzuilens la primera comunidad de Emaús en los Países Bajos.

¿Qué actividades lleva a cabo Emaús en los Países Bajos?

Vivir juntos, trabajar juntos y compartir juntos.

Actualmente en los Países Bajos hay 10 grupos y 4 grupos que se preparan a reunirse al movimiento internacional. Estan divididos en 7 comunidades y 7 grupos gestionados por voluntarios. Las comunidades son relativamente pequeñas, con entre 10 y 15 compañeros cada una. En total trabajan para Emaús en nuestro país alrededor de 80 compañeros/as, unos 560 voluntarios/as activos y más de 20 empleados/as.

Los grupos de los Países Bajos realizan el trabajo tradicional de Emaús: recoger, clasificar y vender artículos de segunda mano. Hemos evolucionado con el tiempo, pasando de ser una sociedad de traperos a una empresa social con conexiones con los centros municipales de reciclaje, hacemos limpiezas de muebles en casas y dirigimos talleres de upcycling o reutilización creativa para muebles viejos. Algunos de los grupos son miembros de la organización nacional holandesa de tiendas de reciclaje que, a su vez, es miembro de RREUSE.

¿Cómo han ido las cosas desde la crisis sanitaria y cómo ha sido el proceso de adaptación a la situación?

Hubo dos períodos de confinamiento en los que no pudimos vender nuestros bienes como de costumbre: el primero se produjo en la primavera de 2020 y el último desde diciembre de 2020 hasta principios de marzo de 2021. Tras el primer confinamiento, nuestros clientes estaban tan entusiasmados con la idea de volver a visitarnos que la mayoría de las pérdidas que habíamos sufrido se vieron compensadas. Combinando esto con el apoyo que obtuvimos por parte del gobierno, pudimos tener suficientes reservas para sobrevivir al segundo confinamiento. Lo más importante para nosotros fue que no hubo brotes de COVID-19 en las comunidades holandesas. Los voluntarios más vulnerables y de mayor edad se tomaron un tiempo de descanso y ahora están volviendo poco a poco, pues la situación sanitaria está mejorando.

¿A qué retos se enfrentan los grupos de los Países Bajos?

El problema que hemos observado durante la crisis es que un comercio es económicamente vulnerable si sólo vende sus productos en tienda o en un mercado. Tenemos que mejorar la venta en línea. Los periódicos de hoy predicen que en 2022 habrá más comercios no alimentarios digitales que físicos.

Un desafío más general para Emaús en los Países Bajos es mantener vivo el espíritu de Emaús y encontrar personas que estén dispuestas a asumir esta tarea. Se ha creado un grupo de trabajo a nivel nacional para estudiar cómo podemos atraer a nuevos miembros comprometidos.

¿Y qué hay de la situación política del país y las medidas relacionadas con las luchas de Emaús?

En marzo hubo elecciones nacionales en los Países Bajos y ganaron los liberales y los partidos de “nueva derecha”. El primer ministro liberal lleva más de 10 años en el cargo, pero los holandeses no parecen estar cansados de él (la crisis de COVID-19 supuso para él incluso un impulso).

Hay 17 partidos en el parlamento y para formar un nuevo gobierno hay que hacer malabares. Después de más de dos meses de negociaciones, se avanzó en la formación de un gobierno liberal con un matiz verde, pero aún estamos esperando la confirmación de este último.

La semana pasada recibimos una buena noticia, no política sino medioambiental: la organización Milieudefensie (“Defensa del Medio Ambiente”) ganó un juicio revolucionario y ahora la empresa Shell debe hacerse más ecológica. Los tribunales han decidido que Shell tiene que hacer mucho más para prevenir el cambio climático: la empresa debe emitir un 45% menos de CO2 neto en 2030 en comparación con 2019. Esperemos que esto sirva como punto de partida para tomar medidas serias que obliguen a las empresas a ser más ecológicas.

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