Emaús Europa

Emaús Solidaridad, de la calle a la vida

Nos reunimos con Lotfi Ouanezar, director de uno de los mayores grupos de Emaús Francia, especializado en la acogida de emergencia de personas que se encuentran en la calle. Emmaüs solidarité (como se llamaba la asociación Emaús) se creó en 1954 tras el llamamiento a la solidaridad del abbé Pierre. La cuestión era implementar acciones para cobijar a las personas sin hogar gracias a los importantes donativos recolectados tras el llamamiento del 54. 

Buenos días Lotfi, ¿puedes darnos una idea de en qué consiste Emmaüs solidarité hoy en día en lo referente a la actividad y a las personas acogidas? 

Desde su creación, Emmaüs Solidarité asume la tarea de combatir la gran precariedad y la miseria que acompaña a las personas más frágiles de nuestra sociedad. Así, ponemos al servicio de esta lucha las competencias y el talento de 900 trabajadores asalariados, la ayuda de 500 voluntarios y el apoyo de 400 afiliados. Acompañamos «de forma incondicional» en el día a día a 6 000 personas a través de 118 servicios: rondas, acogidas de día, centros de alojamiento de emergencia o de reinserción social y viviendas adaptadas. Participamos en numerosos ámbitos que dan lugar a un acompañamiento social «global»: las misiones trasversales apoyan a los equipos sobre el terreno en lo que respecta al acceso a los derechos y a la atención sanitaria; acompañamiento para la formación y el empleo; acceso al deporte; acceso a la cultura y al desarrollo de prácticas que favorezcan la ciudadanía; y el acceso a la vivienda, por supuesto. También intervenimos de forma específica para responder a las emergencias humanitarias (crisis afgana, ucraniana, campamentos, etc.), meteorológicas (frío extremo, canícula). 

Funcionáis gracias a los donativos del público, pero sobre todo a través de financiaciones públicas. ¿Cómo mantenéis vuestra independencia política? 

Se nos conoce por interpelar libremente al gobierno y a los poderes públicos. Nuestra experiencia sobre el terreno nos da esta legitimidad. En los medios de comunicación, frente al gran público, a las empresas o a  los cargos electos, recordamos nuestros valores y exigencias para el acompañamiento de las personas que están en la calle, en especial en cuestiones de incondicionalidad. A menudo, llevamos a cabo estas acciones de interpelación en el marco de acciones colectivas, a través de las redes interasociativas y las federaciones, puesto que estas tienen más peso. No obstante, no tenemos ningún problema en expresar nuestras expectativas o contradicciones frente a los servicios que nos financian. No olvidamos que la lucha contra las exclusiones es competencia del Estado y que, en ese sentido, el propio abbé Pierre solicitó presupuestos al Estado para cumplir la misión de nuestra asociación, conocida entonces como Asociación Emaús. Desde entonces, continuamos esta misión de interpelación en el seno de los órganos departamentales, regionales o nacionales, de forma paralela a nuestra acción sobre el terreno. Tanto una como la otra deben nutrirse para contar con una política pública fuerte, que tenga en cuenta a los más frágiles de nuestra sociedad. 

El público acogido ha evolucionado desde 1954; en la Francia de hoy, muchas de estas personas que se encuentran en la calle son exiliados que no tienen permiso de trabajo y especialmente familias. 

A pesar de los esfuerzos que el Estado ha desplegado en los últimos años, el número de personas sin hogar o en situación de precariedad, en lugar de disminuir, no cesa de aumentar. Las cifras de la Fundación abbé Pierre sobre el estado del alojamiento precario en el país son alarmantes y nos dejan muchas lecciones. A modo de recordatorio, 4,1 millones de personas se encuentran en situación de alojamiento precario y 330 000 sin domicilio fijo, algo completamente inaceptable. 

Desde hace varios años, también hemos podido observar que esta gran pobreza tiene nuevas caras. Ahora afecta a familias con hijos (14 % en París, según la última Nuit de solidarité), personas con pocos recursos, pensiones escuetas y trabajadores pobres… Erróneamente pensamos que solo son personas en contextos marginales, como solía ser el caso, pero ya no es asó. La acogida de personas exiliadas también supone un desafío al que hemos tenido que hacer frente estos últimos años, desarrollando respuestas específicas. Por supuesto, nuestra movilización, siempre incondicional, ha tenido que adaptarse y nuestro mayor reto actual es cambiar la visión que se tiene de las personas exiliadas y dejar atrás miedos y prejuicios. Las personas procedentes de otros lugares pueden suponer toda una riqueza para nuestro país, tienen una historia, un saber hacer y talento. Debemos trabajar unidos y de forma solidaria para lograr una mejor convivencia y afrontar los numerosos desafíos sociales, climáticos y económicos que nos esperan en los próximos años. 

Finalmente, vuestro papel ha sido clave en la acogida de ucranianos·as. 

La asociación ha acogido a 7 500 personas ucranianas desde el 3 de marzo de 2022, sobre todo en el centro primario de acogida para públicos vulnerables en Pantin y en centros de alojamiento temporal. Frente a los conflictos, la acogida de ucranianos·as ha recibido el apoyo inédito de los servicios del Estado, permitiendo así una movilización interasociativa formidable. Esta experiencia nos muestra que cuando existe la voluntad política, se encuentra el camino. Pedimos que esto sirva de ejemplo para la acogida y el acompañamiento de todas las personas en situación de precariedad que buscan refugio en Francia. 

Actualidad Defensa de los derechos humanos / Migraciones Francia Lucha contra la miseria / Solidaridad

©Marc Domage

2022

Boletín

Solidaridad con Ucrania : Un nuevo centro social para escapar de la guerra y la pobreza

El 6 de enero, los compañeros, amigos y colaboradores de Emaús Oselya se reunieron para la inauguración del nuevo centro de apoyo “Olesya Sanotska” en Vynykky, Lviv, Ucrania.  

Casi parecía un milagro estar frente a un edificio que, hace menos de cinco meses, no era más que un agujero en el suelo. Muchas personas han hecho increíbles esfuerzos para construir esta casa en el menor tiempo posible, con la invasión rusa y la guerra a gran escala siempre presentes. La persona clave durante este proceso fue la líder de la comunidad de Emaús Oselya, Natalia Sanotska, hermana de Olesya Sanotska, la ya fallecida fundadora de la comunidad de Emaús Oselya. Natalia aseguró que cada pequeña pieza en esta construcción de 400m2 encontró su lugar. Este proyecto es un excelente ejemplo de lo que ocurre cuando el movimiento Emaús, una constructora privada, el ayuntamiento y otras ONG, parroquias e iglesias se unen por un propósito común. 

“Cualquiera puede acabar en la calle”, declaró Leonid Melnyk, director general y dueño de la constructora Rial en Lviv, en su discurso de inauguración. En sólo cinco meses, él y sus constructores terminaron el centro de apoyo, a pesar de la guerra y, en algunas ocasiones, la falta de materiales de construcción. Leonind lleva más de 40 años en el sector de la construcción, pero este proyecto ha sido el más querido para él y en el que ha puesto su corazón y su alma.  

Hubo serias dudas sobre hacer una inversión tan significativa en un país en guerra, pero ¿por qué esperar? Es ahora cuando más necesitan el centro.

Un cuarto de la población ucraniana ha dejado sus hogares. Muchos se han trasladado al oeste del país, como a Lviv. Este centro será un lugar único de encuentro para muchos de los desplazados internamente y para las personas sin hogar. Es una posibilidad para poder acoger a las personas dignamente. Estoy orgullosa de que nos las hayamos arreglado para construir algo nuevo mientras que en otras partes del país sufren el impacto de los misiles rusos y todo acaba en ruinas.  

Natalia y sus compañeros de la comunidad de Emaús Oselya comenzarán a dar la bienvenida a las personas sin hogar y a las desplazadas internamente en el nuevo centro a mediados de mes, y ofrecerán servicios como duchas, apoyo médico y social, peluquería y lavandería. También habrá una pequeña cafetería y una tienda de ropa gratuita. 

Quiero agradecer a todos los grupos Emaús de Europa que han contribuido con el Fondo Ucrania. Estoy orgullosa, impresionada y agradecida de que, junto a Emaús Oselya y sus colaboradores, hayamos sido capaces de completar este proyecto. Ayudar a las personas que lo necesitan es algo natural para Emaús Oselya. Es lo que hemos hecho durante 14 años en un pequeño centro de apoyo, pero construir una casa en medio de la guerra es algo extraordinario. Sólo las personas extraordinarias podían haber sido lo suficientemente valientes como para llevar a cabo un proyecto como este en tan poco tiempo. 

Hagamos que esta casa sea el lugar en el que muchas personas encuentren un nuevo significado de la vida, donde aquellos que estén exhaustos puedan reponer fuerzas y eliminar los problemas con una ducha (al menos durante un tiempo). Hagamos de este centro un lugar de encuentro donde los milagros ocurren y donde las personas vuelvan a tener esperanzas y a creer en su futuro. 

Durante la inauguración, Leïla Thouret, Jean-Philippe Légaut y Carina Aaltonen representaron al ejecutivo de Emaús Europa, y Eve Poulteau y Emmanuel Rabourdin representaron al secretariado de Emaús Europa. Zbigniew Drazkovsky de Emaús Lublin también estuvo presente como colaborador histórico de Oselya.

Carina Aaltonen, presidenta de Emaús Europa

Actualidad Lucha contra la miseria / Solidaridad Ucrania

© Emaús Europa