Emaús en Polonia
Entrevista con Grzegorz Hajduk, delegado nacional de Polonia en el Consejo regional de Emaús Europa.
¿Puedes contarnos cómo comenzó Emaús en Polonia?
Comenzó con los contactos entre los fundadores de las comunidades de Lublin y Nowy Sącz, representantes de Emaús Internacional y con el apoyo solidario de la comunidad Emaús alemana en Koeln y las comunidades francesas. Estas organizaciones se unieron al movimiento: Emaús Lublin fue fundada en 1995. En 1999, se estableció una comunidad en Nowy Sącz, la cual fundaría en 2003 una nueva comunidad en Cracovia – Nowa Huta. Una sola asociación, Emaús Brat Albert, dirige ambos establecimientos.
Emaús Brat Albert trabaja con el espíritu de Emaús desde 1999. Con la ayuda de muchas comunidades europeas, hemos logrado una enorme expansión y modernización de las instalaciones en las que “nació” la comunidad Emaús. También hemos construido una casa y una granja en Cracovia. Actualmente, trabajamos juntos por una vida digna y honesta, para construir una sociedad más justa y para ayudar a aquellas personas que sufren la pobreza y la exclusión.
En 2007, también se fundó otra comunidad en Rzeszów. Tras una serie de problemas relacionados con la construcción de una nueva casa en los últimos años, esta sigue adelante con la ayuda que recibimos de nuestros amigos de Emaús.
¿Qué actividades lleva a cabo Emaús en Polonia?
En Polonia, las comunidades se centran en la recolección y venta de mercancía de segunda mano, actividades tradicionales de Emaús. También contamos con talleres de carpintería con servicio al cliente y huertos para su propio uso. En Lublin, la comunidad gestiona un restaurante italo-turco que puede acoger hasta a 75 comensales. Durante el confinamiento, evidentemente esto ya no fue posible, pero se adaptaron preparando pedidos para llevar. Junto a la ciudad, también cuentan con un proyecto de mobiliario urbano.
Son los compañeros (antes personas sin hogar) quienes han creado todas las comunidades. Hoy día, contamos con 16 compañeros en Rzeszów, 34 en Brat Albert y alrededor de 20-30 en Lublin. De forma global, contamos con entre 100-120 actores Emaús en Polonia (compañeros, voluntarios, empleados…). Además de las comunidades, también hay centros de acogida para personas sin hogar, sobre todo en Brat Albert.
¿Cómo han ido las cosas desde que comenzó la crisis sanitaria y cómo os habéis adaptado a la situación?
Pensamos que iba a empeorar, pero debido al caos administrativo y a unas pautas de comercio conflictivas, fuimos capaces de mantener las ventas en nuestras tiendas. Por otro lado, algunos grupos han desarrollado tiendas en línea, lo que supone otra opción para mantener la actividad. Básicamente, la pandemia evitó a las comunidades, ahora todos los miembros están vacunados, ¡y somos más optimistas sobre el futuro!
¿Cuáles son los retos a los que se enfrentan los grupos en vuestro país?
La pandemia limitó de forma severa los contactos, , pero hemos tratado de mantenerlos tan a menudo como ha sido posible. A veces tenemos dificultades para mantener la liquidez financiera y estamos constantemente trabajando para asegurar el más brillante posible de los futuros para los miembros de la comunidad».
¿Podríais añadir unas palabras acerca de la situación política del país?
La situación política del país no es demasiado estable, el gobierno de la derecha populista de los últimos seis años nos ha llevado a la mayor inflación en treinta años. Hay un impasse en las políticas interiores y exteriores, la corrupción y el nepotismo no hacen más que florecer. Gracias al dinero que transfieren a los bolsillos de la gente, aún disfrutan de una gran popularidad y es complicado asegurar cómo acabarán las próximas elecciones. La influencia de la Iglesia Católica en el poder y la legislación aumenta e incluso se ha lanzado una campaña contra el colectivo LGBT. Unos cambios caóticos de leyes en el sistema judicial amenaza con excluirnos de la Unión Europea, nuestra membresía en la OTAN se vuelve ficticia y existen numerosos indicadores que muestran cómo se empuja al país a entrar en guerra con Rusia…
© Emaús Krakow